La vitamina K es esencial para diversas funciones en el cuerpo, especialmente en lo que respecta a la coagulación sanguínea y la salud ósea. Hay dos formas principales de vitamina K: la vitamina K1 (filoquinona) y la vitamina K2 (menaquinona).
1. Coagulación sanguínea:
La vitamina K es crucial para la síntesis de proteínas que participan en la coagulación sanguínea. Estas proteínas ayudan a que la sangre coagule adecuadamente, lo que es esencial para detener el sangrado cuando se produce una lesión.
2. Salud ósea:
La vitamina K también juega un papel en la salud ósea, ya que contribuye a la formación y mineralización de los huesos.
Los alimentos ricos en vitamina K incluyen:
Vitamina K1 (Filoquinona):
- Vegetales de hojas verdes como espinacas, col rizada, lechuga, brócoli y repollo.
- Aceites vegetales como el aceite de soja, aceite de colza y aceite de oliva.
- Algunas frutas como kiwi y arándanos.
Vitamina K2 (Menaquinona):
- Productos fermentados como el queso natto, que es una fuente especialmente rica en vitamina K2.
- Hígado y otros órganos de animales.
- Alimentos fermentados como el chucrut y el miso.
La cantidad diaria recomendada de vitamina K puede variar según la edad y el sexo. Es importante destacar que ciertos medicamentos, como los anticoagulantes, pueden afectar la absorción o la acción de la vitamina K en el cuerpo. Por lo tanto, es fundamental consultar con un profesional de la salud antes de realizar cambios significativos en la dieta o el uso de suplementos, especialmente si se están tomando medicamentos.