Cómo hacer sardinas asadas en casa y sin olores

Las sardinas son uno de los pescados más populares y asequibles, lo que las convierte en casi un producto que no puede faltar en la mayoría de las mesas de nuestro país. Su versatilidad permite prepararlas de muchas maneras y resultan muy cómodas y saludables enlatadas.

Pero si existe un producto estrella en las zonas de costa es el llamado espeto, es decir, sardinas asadas. Hoy te contamos como prepararlas en casa para poder disfrutar de todo su sabor sin tener que sufrir las consecuencias de los olores por la casa.

De temporada, mucho mejor

La sardina es un pescado saludable y económico que podemos encontrar de temporada desde mayo hasta octubre aproximadamente en nuestras pescaderías de confianza. Una de las maneras más deliciosas de prepararlas es asadas o a la parrilla, pero mucha gente no lo hace para evitar que se le llene la casa de olores.

El pescado es siempre una opción saludable y llena de propiedades y la sardina, además, resulta muy asequible, lo que la convierte en una gran aliada de la dieta mediterránea.

Cómo evitar los olores

Como el resto de pescados, la sardina desprende un gran olor que puede llegar a ser muy molesto. Te vamos a contar paso a paso cómo preparar las mejores sardinas asadas en casa sin tener que preocuparse por esto.

Lo primero es contar con materia prima de buena calidad. Elige siempre sardinas frescas y brillantes, con ese característico color plateado que demuestra su frescura. Es importante que los ojos no estén hundidos ni de color amarillento, así como que no huelan demasiado, signo de que no son del todo frescas.

Para que conserven todo su sabor, lo ideal es prepararlas enteras, sin quitarles las vísceras. Una vez cocinadas, estas se pueden retirar sin problema para comer solo la parte de la carne. Además, el característico sabor de las sardinas hace que no sea necesario añadirles nada más que sal gorda si las queremos preparar asadas.

El primer paso es precalentar el horno a 220o durante unos 15 minutos. Mientras, se extiende una buena capa de sal (no debe ser sal gorda, sino una sal especial para hacer pescado) en la bandeja del horno, uno de los trucos para evitar que el olor se extienda por toda la casa. Se colocan las sardinas encima y se cubren con el resto de la sal.

A continuación, se baja la temperatura del horno a 200o y se introduce la bandeja a media altura durante unos 15 minutos (si las sardinas son muy grandes, quizás haya que dejarlas un par de minutos más). El siguiente paso es muy importante para obtener el resultado esperado: se debe sacar inmediatamente y retirar cuanto antes la capa de sal para evitar que se sigan cocinando y se “pasen”. La sal de hornear forma una especie de costra que se quita fácilmente con un cuchillo.

Si las sardinas son de calidad y están bien asadas, la piel saldrá muy fácilmente. Se deben comer rápido para que no se enfríen y conserven todo su sabor.

Trucos y consejos

La sal evita que los olores se propaguen en exceso, pero no es totalmente infalible. Si a pesar de eso sigue habiendo olor, se puede añadir un vaso de agua a la sal una vez se hayan terminado de asar las sardinas. También se le puede añadir el zumo de un limón al agua para luchar contra los olores.

La manera de preparar las sardinas cambia de una zona a otra, pero todas son igualmente deliciosas y saludables, ya que es un pescado de cercanía que se puede encontrar en prácticamente todo el litoral español. En Galicia, por ejemplo, es típico comerlas con patatas cocidas.

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