Aunque suelen mantener un perfil discreto en cuanto a su vida privada, la Reina Letizia y el Rey Felipe VI han dejado entrever en diversas ocasiones algunas de sus preferencias gastronómicas. A diferencia de lo que muchos podrían imaginar, sus gustos no giran en torno a platos sofisticados ni excentricidades culinarias, sino más bien a una alimentación equilibrada, mediterránea y, en muchos casos, muy sencilla.
La Reina Letizia: salud ante todo
Letizia Ortiz, antes de ser reina, ya era conocida por su interés en la nutrición y el bienestar. Como parte de su estilo de vida saludable, sigue una dieta rica en verduras, frutas, cereales integrales, pescados y legumbres. La reina evita los ultraprocesados y limita el consumo de azúcares y grasas saturadas. Entre sus platos favoritos se encuentran el gazpacho andaluz, el salmorejo, las cremas de verduras, el pescado al horno, y los alimentos de temporada, preferiblemente ecológicos. Además, es defensora de la dieta sin excesos y promotora de hábitos alimenticios sostenibles.
El Rey Felipe VI: tradición y sabor
El Rey Felipe, por su parte, tiene gustos más clásicos y muy españoles. Se sabe que disfruta de platos tradicionales como el cocido madrileño, la fabada asturiana —un guiño a sus raíces maternas— y la tortilla de patatas, preferiblemente sin cebolla. También es aficionado al buen jamón ibérico, a los quesos nacionales y a los embutidos artesanales. A pesar de su agenda oficial, el rey no pierde la oportunidad de probar productos locales cuando viaja por España, mostrando así su aprecio por la gastronomía regional.
Una dieta sin ostentaciones
A diferencia de la imagen glamurosa que suele asociarse a las casas reales, los reyes de España llevan una alimentación bastante normal, basada en la moderación y el respeto por la tradición culinaria del país. Incluso en eventos oficiales o cenas de Estado, suelen apostar por platos típicos de la cocina española, elaborados con ingredientes de calidad, pero sin pretensiones.
La Reina Letizia y el Rey Felipe VI representan una combinación interesante en la mesa: salud y tradición. Ella, defensora de lo natural y lo equilibrado; él, amante de los sabores de siempre. Ambos, sin embargo, coinciden en algo fundamental: el valor de una alimentación consciente, cercana y profundamente enraizada en la cultura española.
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