Los encurtidos son una práctica habitual en muchos países del mundo que se lleva haciendo cientos de años, principalmente con el objetivo de conservar los alimentos durante mucho tiempo. Gracias a la acidez del vinagre y la sal que se les añade, los encurtidos pueden conservar todas sus propiedades durante meses y mantener a raya a las bacterias y microorganismos.
La cebolla encurtida, el plus de originalidad para tus platos
Un producto tan básico como la cebolla puede aportar mucho a todo tipo de recetas. Pero si la encurtimos, dará un toque extra de sabor y originalidad que seguro que no pasa desapercibido.
La cebolla es un producto de cercanía y temporada que podemos encontrar durante todo el año y a un precio bastante asequible. Además, dada la intensidad de su sabor, no se necesitan utilizar grandes cantidades para aportar sabor y texturas a tus platos.
Esta receta de cebolla encurtida se puede utilizar en gran cantidad de recetas, desde ensaladas hasta tacos, pasando por pinchos, tostadas o incluso bocadillos y hamburguesas. Además, si se utiliza cebolla morada, aportará un precioso colorido a los platos que hará las delicias de los paladares más exigentes.
Los ingredientes
Para preparar así la cebolla solo necesitamos, aparte de esta, lógicamente, agua, sal y vinagre. Es otro de los puntos fuertes de los encurtidos, ya que resultan, además de sencillos, económicos de preparar. Opcionalmente y siempre al gusto, se puede añadir un poco de azúcar para rebajar el sabor y algunas especias, como pimienta o laurel, para aromatizar la mezcla. También se pueden añadir otro tipo de condimentos, como guindilla, para darle un toque picante.
En cuanto al vinagre, el tipo empleado tendrá gran parte de culpa del resultado obtenido. Lo ideal para este tipo de recetas es utilizar un vinagre blanco de manzana por su nivel de acidez, aunque también se puede utilizar de vino blanco o de arroz. La medida para encurtir una cebolla grande es de 240ml. Se recomienda utilizar un tarro de cristal con cierre hermético, ya que los encurtidos se conservan mejor de este modo.
Cómo hacer cebolla encurtida casera
La preparación en sí es muy sencilla y se tarda muy poco, aunque luego se ha de dejar reposar durante un par de horas. Para empezar, se coge una cebolla grande (las moradas son ideales para esta receta porque, además de sabor, aportan un color precioso a los platos) y se corta finamente en capas separadas.
Una vez cortada, se introduce la cebolla en el tarro en el que se la vaya a conservar. En otro envase, se mezclan los 240ml de vinagre con 240ml de agua hirviendo, una cucharadita de sal y una de azúcar (esta última es opcional), además de las especies que queramos utilizar, como laurel, romero, pimienta, etc. Se debe remover bien la mezcla para que la sal y el azúcar se disuelvan bien.
Después de conseguir que todos los ingredientes estén bien integrados en la mezcla, esta se vierte sobre la cebolla. Es muy importante que la cebolla quede completamente cubierta por la mezcla para que el sabor sea uniforme.
A continuación, cierra el tarro y agítalo suavemente para que todo quede bien mezclado. Se deja enfriar a temperatura ambiente y, una vez que esté frío, se debe conservar en la nevera hasta un mes. Se debe dejar reposar al menos dos horas antes de consumir, aunque lo ideal es prepararla el día anterior a su consumo para que el sabor sea más intenso y esté más conseguido.