La salsa de soja es un producto relativamente nuevo en occidente, algo exótico que empezó a popularizarse hace algunas décadas, pero que lleva siglos utilizándose en los países orientales como una alternativa más económica que la sal.
Aunque el proceso de elaboración se ha simplificado considerablemente (antes había que destilar el producto hasta en 4 ocasiones), la demanda también se ha disparado. Pero no siempre se utiliza como es debido, así que, si te gusta su sabor, no te pierdas estos 9 errores que cometemos frecuentemente al utilizarla.
1. Guardarla en la nevera.
La salsa de soja se elabora a partir de soja y trigo fermentados, con lo que se conservan bien sin tener que refrigerarlos. Además, su contenido en sal propicia la generación de ácido láctico, que impide la aparición de patógenos. La salsa de soja se puede almacenar durante años sin abrir y durante unos 2 años una vez abierta.
Eso sí, hay que tener en cuenta que, si se expone a cambios bruscos de temperatura, sobre todo al calor, puede perder algo de sabor.
2. Utilizar demasiada.
Esto puede resultar obvio, pero la salsa de soja aporta una gran cantidad de sabor a los platos, con lo que un exceso puede estropear la receta e, incluso, ser peligroso para la salud, ya que puede provocar un incremento de la presión arterial o la aparición de piedras en el riñón, dado su alto contenido en sodio.
La mejor opción es ir añadiéndola siempre de poco a poco e ir probando para valorar el sabor del plato y ver si hace falta añadir un poco más.
3. No tener en cuenta la combinación de sabores
Antes de añadir salsa de soja a una receta, es importante tener en cuenta el resto de ingredientes del plato, sobre todo si no se trata de una receta que la incluya en su base.
Por ejemplo, añadir ingredientes dulces hace una buena combinación con el toque salado de la salsa de soja, pero si le añadimos otros ingredientes salados, el resultado seguramente no sea muy satisfactorio.
4. No usar el tipo de salsa adecuado.
Aunque nos resulte extraño, existe una gran variedad de tipos de salsa de soja, con lo que es importante saber cuál es la apropiada para cada plato. Hay variedades específicas para la comida china, japonesa o tailandesa, así que mejor informarse primero.
Existe una salsa de soja más ligera y clara de color que se puede utilizar más en general, mientras que la más oscura es más específica para las recetas que la necesitan para su elaboración y no como un extra de sabor.
5. Olvidar su contenido en gluten.
Si eres celíaco, ¡cuidado! La salsa de soja también contiene trigo, con lo que si eres intolerante al gluten o sigues una dieta gluten-free, no puedes añadirla a tus recetas.
Existen algunas variantes, como la japonesa tamari, que no contienen gluten, así que mejor asegurarse siempre antes de utilizarla.
6. No utilizarla en recetas cotidianas.
La salsa de soja resulta increíblemente versátil y ofrece un toque especial y sabroso para una gran cantidad de recetas de uso diario, como ensaladas o pasta. Podemos utilizarla para mucho más que las recetas orientales, añadiendo un extra de sabor en salsas como la marinara o una sencilla salsa de tomate.
También es un aderezo muy práctico para sopas y guisos, aportando mucho sabor y algo diferente, al igual que da un toque delicioso a los frutos secos.
7. No utilizarla en postres.
¡Como lo lees! Su toque salado nos hace dudar mucho, pero la salsa de soja también se puede añadir a recetas de este tipo. Su sabor encaja muy bien con el caramelo, la vainilla o el chocolate, además de con frutas como el mango o el coco.
Es un toque arriesgado pero que, si se sabe utilizar, puede ofrecernos un resultado sorprendente y original.
8. ¿Salsa de soja y huevo? ¡Por supuesto!
La salsa de soja no se suele utilizar con huevos y ambos forman un tándem de lo más sabroso. Desde huevos duros a revueltos o en tortilla, la salsa de soja aporta un extra de sabor al huevo, con un resultado delicioso y diferente.
También se pueden marinar los huevos en salsa de soja para preparar el ramen de la manera tradicional japonesa.
9. No utilizarla con mantequilla.
Otra combinación que se utiliza poco pero que resulta muy sabrosa, además de servir para un montón de recetas, ya sea de carne, verduras, pescado, como aderezo o acompañamiento, etc.
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